Por NICOLE WINFIELD
CIUDAD DEL VATICANO (AP) — El cardenal Kevin Farrell recuerda el día en que el papa Francisco le pidió que fuera camarlengo, el funcionario del Vaticano que dirige la Santa Sede después de la muerte de un papa y la elección de otro. Volaban de regreso a Roma desde la Jornada Mundial de la Juventud de 2019 en Panamá y Francisco hizo la pregunta.
Farrell había estado en Roma sólo unos pocos años. Fue convocado inesperadamente mientras era obispo de Dallas, Texas, para reorganizar la oficina de laicos del Vaticano, una parte clave de las reformas de Francisco.
Tres años después de asumir el cargo, Francisco le pidió que asumiera otro rol que está lleno de mitos y misterios, pero que también tiene responsabilidades en el mundo real: administrar el Vaticano durante el a menudo traumático “interregno” entre papados y organizar el cónclave para elegir al próximo pontífice.
“Le dije que aceptaría el puesto pero con una condición”, dijo Farrell en una entrevista de 2022.
Sonriendo al recordar la escena, Farrell dijo que la condición fue que el papa tendría que predicar en su funeral, es decir, que moriría antes que Francisco y por ende nunca tendría que oficiar como camarlengo.
La broma era doble: Farrell no quería asumir una gran responsabilidad, pero tampoco quería considerar la posibilidad de sobrevivir a Francisco, a quien atribuía el mérito de haber puesto a la Iglesia católica en un camino crucial de renovación, alejándola de la actitud defensiva de la guerra cultural y devolviéndola a su esencia de inclusión impulsada por el Evangelio.
“Siempre nos defendíamos: la autoconservación era el tema de la Iglesia”, dijo Farrell. “Y el papa Francisco nos llevó más allá de la autoconservación” hacia un mensaje de acogida y acompañamiento.
El papel del camarlengo en el Vaticano
Con la muerte de Francisco, Farrell está ahora en el centro de atención, aunque sólo hasta que se elija un nuevo papa.
El mandato del camarlengo es administrar los bienes de la Santa Sede entre papados. Eso significa obtener informes escritos de las oficinas del Vaticano sobre sus activos actuales, una copia del presupuesto actual y proyectado de la Santa Sede y cualquier otra información del ministerio económico del Vaticano que pudiera ser útil para los cardenales y el futuro papa.
Más ceremoniosamente, el camarlengo certifica la muerte del papa, sella el apartamento papal y rompe el anillo de pescador.
Farrell, un estadounidense nacido en Irlanda, dijo que los deberes financieros son mucho más importantes que los ceremoniales y aquellos para los que está más calificado. Él ya encabeza los principales comités del Vaticano sobre finanzas, inversiones y asuntos confidenciales, así como su corte suprema, lo que lo hace particularmente bien preparado para entregar un prospecto financiero al nuevo papa.
De Irlanda a Estados Unidos
Farrell nació en Dublín, Irlanda, el 2 de septiembre de 1947. Ingresó a la orden religiosa de los Legionarios de Cristo en 1966 y fue ordenado sacerdote para la orden con sede en México en 1978. Se fue seis años después, mucho antes de que se revelara que su fundador era un pedófilo que abusó sexualmente de sus seminaristas, y se convirtió en sacerdote diocesano en la Arquidiócesis de Washington.
Trabajó en una serie de parroquias, pero también se hizo cargo cada vez más de los libros de la arquidiócesis; tiene una mente muy aguda para las finanzas, pero dice que nunca terminó su posgrado.
Se convirtió en obispo auxiliar de Washington en 2001 y sirvió bajo el ahora deshonrado excardenal Theodore McCarrick antes de ser nombrado obispo de Dallas en 2007. Farrell ha dicho repetidamente que durante sus años en Washington, nunca escuchó los rumores de que McCarrick, quien finalmente fue expulsado, había cometido abusos mientras era obispo en Nueva Jersey.
Farrell dijo que estaba feliz y “muy cómodo” como obispo en Dallas cuando su secretaria se le acercó en mayo de 2016 y le dijo que el papa estaba al teléfono.
“Le dije ‘el papa no está hablando por teléfono. Los papas no usan teléfonos’”, dijo Farrell, asumiendo que otro obispo estaba gastando una broma. Entonces tomó el teléfono y la voz le dijo en español: “Soy Francisco”.
Nunca se habían visto, pero Francisco sabía que Farrell hablaba español con fluidez debido a sus años con los Legionarios en México. También sabía que Farrell había adoptado como política, tanto en Washington como en Dallas, colocar expertos laicos calificados en lugar de sacerdotes en puestos de autoridad en la gestión de las diócesis.
Una misión del Vaticano
Farrell dijo que Francisco le pidió que hiciera lo mismo con la oficina de laicos de la Santa Sede, que el pontífice quería reconstruir fusionándola con los departamentos de familia y vida del Vaticano y servir como modelo de gobierno dirigido por laicos en la gestión de la Iglesia.
“Estaba tratando de encontrar todas las razones por las que no debería hacerlo. Y él dijo: ‘Bueno, piénsalo durante tres días y te llamaré’”, recordó Farrell. “Tres días después, a la misma hora, recibí la llamada telefónica y le expliqué todas las razones que había formulado. Y él dijo: ‘Bueno, ¿por qué no vienes y hablas conmigo?’”.
Farrell se mudó a Roma en octubre de 2016 para dirigir la oficina de laicos. A las pocas horas de su llegada, Francisco anunció que Farrell sería nombrado cardenal. Fue una señal, confirmada más tarde con su nombramiento como camarlengo, de que Francisco tenía la plena intención de confiar a Farrell algunas de las responsabilidades más importantes de la Iglesia.