Por MICHAEL MAROT
INDIANÁPOLIS (AP) — El ala cerrada de Miami Elijah Arroyo militó seis temporadas de fútbol americano en México, utilizando un libro de jugadas en español. El otrora safety de Virginia, Jonas Sanker, siguió también un camino poco convencional hacia el draft de la NFL de esta semana.
Inicialmente atrajo el interés de los cazatalentos universitarios mientras jugaba baloncesto en la escuela secundaria en Charlottesville, Virginia, pero luego emergió como una estrella en el fútbol americano de ocho jugadores.
Arroyo tuvo que hacer otro tipo de ajustes. Nació en Miami, pero sus padres se mudaron junto con él a Cancún cuando tenía 6 años.
En ese puerto turístico del Caribe mexicano, Arroyo aprendió a jugar fútbol americano, antes de que la familia volviera a cambiar de domicilio, esta vez a Texas.
Como estudiante de secundaria en Frisco, Arroyo se encontró compitiendo contra oponentes más grandes, más fuertes y más pulidos mientras aprendía los libros de jugadas en inglés.
“Siento que el deporte del fútbol americano en México creció mucho durante mis años allí”, comentó. “Aprendí el juego en español primero, lo cual fue verdaderamente genial, y luego regresé y me di cuenta de lo similares que eran las cosas. Sigue siendo el mismo deporte, sigue siendo fútbol americano”.
Sanker ascendió velozmente desde los juegos de preparación al estilo de contraataque hasta capitán universitario y al borde de una carrera profesional. Su historia suena más a Hollywood, pero Sanker ha llegado hasta aquí con trabajo duro.
“Intenté aprovecharlo al máximo y luego la transición a la universidad es un poco una curva de aprendizaje”, expresó, al describir el cambio del terreno más estrecho de su escuela secundaria a un campo universitario de tamaño reglamentario. “Pero estaba dispuesto a aprender”.
Sanker perfeccionó sus habilidades en un juego que presenta tres jugadores menos en la ofensiva y la defensa, todos son receptores elegibles y el potencial para partidos de alta puntuación es constante. Esta versión es atractiva para las escuelas que carecen de suficientes jugadores para ser competitivas en el estilo tradicional de fútbol americano de 11 jugadores.
Y con las crecientes preocupaciones sobre las conmociones cerebrales y el número de jugadores en declive, parece que más escuelas están optando por un juego que generalmente produce menos lesiones porque hay menos colisiones en la línea interior. También parece estar abriendo otra puerta a la NFL.
Si Sanker logra entrar en una lista este otoño, se unirá a una corta lista de exalumnos de la modalidad de ocho jugadores que han militado en la NFL desde 2017. Entre ellos está el tackle ofensivo de los Bills, Spencer Brown, el recientemente retirado apoyador de los Cowboys, Leighton Vander Esch, y el ex corredor Tarik Cohen.
Encontrar jugadores que no han seguido los caminos tradicionales no es un fenómeno nuevo en un mundo que recompensa la creatividad, el atletismo y la innovación.
El ex receptor “Bullet” Bob Hayes se unió a los Cowboys de Dallas después de ganar los 100 metros planos en los Juegos Olímpicos de Tokio 1964. Todavía es el único jugador que ha ganado una medalla olímpica de oro y un anillo de Super Bowl.
El exposeedor del récord mundial de vallas, Renaldo Nehemiah, jugó tres temporadas con San Francisco en la década de 1980 y el excampeón corredor de la NFL, Jim Brown, fue una estrella multideportiva en Syracuse antes de unirse a los Browns de Cleveland.
Los pateadores y despejadores australianos se han convertido en la norma en el fútbol americano universitario y ahora también están presentes en el panorama de la NFL. Y los jugadores de posición ahora se encuentran más rutinariamente en Europa y África.
La clase de draft de este año sigue la tendencia.
La historia más peculiar de este año puede provenir del ala defensiva Ahmed Hassanein, quien pasó de ser un novato en el fútbol americano a los 16 años a ser seleccionado dos veces en el equipo de toda la conferencia en Boise State.
Se mudó a Egipto con su padre a los 6 años y usó los deportes como una salida para ayudarlo a guiarse a través de la separación de sus padres. Hassanein probó el ping pong, el jujutsu y el baloncesto antes de prosperar en el CrossFit, que se enfoca en movimientos funcionales de alta intensidad que varían constantemente.
Fue una introducción perfecta para él en las habilidades que necesitaría una década más tarde cuando su hermano, un jugador semiprofesional en Austria, rompió el silencio y convenció a Hassanein de darle una oportunidad al fútbol americano. Ahora, el chico que fue el atleta número uno de CrossFit en Egipto y el décimo clasificado en África, está a sólo unos días de descubrir dónde aterrizará en la NFL.
“No sabía lo que estaba haciendo al principio”, dijo Hassanein. “Un día ni siquiera sabía qué era la NFL. Un día estaba viendo jugar a Aaron Donald y pensé, ‘¿a qué escuela secundaria va?’. Mi hermano me dijo: ‘Hermano, eso es la NFL’. Yo dije, ‘¿La NFL? ¿Qué es eso?’”
Ciertamente lo sabe ahora.
Y desde Egipto hasta Estados Unidos, es probable que los fanáticos del fútbol americano lleguen a conocer sus historias también.
“Es un poco abrumador al principio, pero conocer a tanta gente y realmente absorber todo hace que sea genial el estar aquí”, expresó Sanker. “Así que estoy agradecido por la oportunidad y buscando aprovecharla al máximo”.
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