Por EDGAR H. CLEMENTE
TAPACHULA, México (AP) — Autoridades del estado sureño de Chiapas informaron el viernes que investigan presuntos actos de corrupción y colusión con el crimen organizado en un grupo de élite creado hace cinco meses para combatir a los cárteles del narcotráfico.
Carlos Javier Pineda, jefe de la unidad de operaciones especiales Pakal, informó la noche del jueves que se abrió una investigación por las denuncias formuladas por uno de los integrantes de ese cuerpo quien, horas antes, había divulgado un video acusando a cara descubierta a algunos comandantes de abusos, fabricación de delitos contra inocentes, recibir sobornos y proteger a miembros supuestamente vinculados con el Cártel de Jalisco Nueva Generación.
Un funcionario de la fiscalía estatal, que pidió el anonimato por no estar autorizado a hacer declaraciones públicas, confirmó el viernes a The Associated Press que ese departamento también abrió una indagatoria sobre el tema aunque no ofreció detalles de contra cuántas personas ni por qué delitos.
Los Pakal son una de las nuevas unidades especiales que operan en algunos puntos del país para combatir la violencia de los cárteles y que están formadas por expolicías federales y, en menor medida, por antiguos integrantes de las Fuerzas Armadas.
Estos grupos estatales se alinean con la nueva estrategia de seguridad de la presidenta Claudia Sheinbaum —que llegó al poder en octubre— y que está liderada por el secretario Omar García Harfuch, quien conformó su propia unidad de operaciones especiales a nivel nacional, todavía no presentada oficialmente.
El jefe Pineda confirmó que el denunciante, a quien identificó como Francisco Ramírez Galindo, es agente activo del cuerpo aunque al estar ausente desde el martes este viernes se consideraría que abandonó su cargo.
“Tendrá que ser llamado y solicitado para que declare y aporte las pruebas necesarias de su dicho y de ser así se actuará en consecuencia, pero de no ser así también se actuará en consecuencia para que nos dejemos de difamaciones a una institución profesional y confiable”, advirtió.
Chiapas vivía desde hacía un par de años una fuerte lucha entre los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación que se diputaban el control de las rutas del tráfico de drogas, armas y migrantes desde Centroamérica hacia Estados Unidos.
Esa violencia dejó pueblos sitiados por los delincuentes, escenas de homicidios que no eran habituales en esa región, carreteras intransitables y forzó el desplazamiento temporal de miles de personas.
Desde que comenzaron a operar los Pakal en diciembre con la llegada del gobernador Eduardo Ramírez —del partido Morena, el mismo de la presidenta—, fueron presentados como grupo modelo para pacificar el estado.
“Es una policía preparada, es una policía capacitada al más alto nivel”, destacó el gobernador al llegar al poder. Su oficina no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios de AP sobre estos señalamientos públicos contra la unidad.
En los últimos meses se han multiplicado las detenciones y la situación se ha tranquilizado en ciertas áreas pero, según alertó el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de la Casas en un reciente informe, esta pacificación que proclaman las autoridades parece deberse a la mayor militarización de la región y no al desmantelamiento real de los grupos criminales.