Cardenal de Guatemala confía en que la migración será prioridad para el próximo papa

Por GIOVANNA DELL’ORTO

ROMA (AP) — El cardenal Álvaro Ramazzini lleva a su primer cónclave el mismo espíritu que ha guiado su ministerio de varias décadas en la primera línea entre los migrantes, los pobres y los pueblos indígenas en las tierras altas de Guatemala, asegurándose de que el Evangelio no se predique “en abstracto”.

Abogar por los migrantes fue una de las prioridades del papa Francisco, quien nombró a Ramazzini como cardenal en 2019. Ser elevado a la jerarquía más alta de la Iglesia Católica no desconcertó al obispo de Huehuetenango, cuyo continuo compromiso con la justicia social lo convirtió en blanco de varias amenazas. Su natal Guatemala atraviesa una agitación política y sigue siendo un foco de la migración hacia Estados Unidos.

“Yo creo que es un deber de conciencia el que los cardenales, ahora que tengamos la responsabilidad de nombrar un nuevo papa, que no perdamos de vista que se ha venido haciendo un camino y que ese camino tiene que seguir creciendo, creciendo, creciendo”, declaró Ramazzini a The Associated Press cuatro días antes de que los cardenales se reúnan para elegir al sucesor de Francisco. “Me refiero en este tema acompañamiento, acogida, protección, defensa de los derechos de los migrantes”.

Ramazzini dijo que la iglesia tiene que abogar por los migrantes que se ven obligados por la pobreza extrema a migrar a través de rutas controladas por cárteles donde a menudo son blanco de extorsiones y trata, ya sea ayudándolos con albergues y demás formas de asistencia humanitaria, o ejerciendo presión para una reforma migratoria integral.

“Pero eso no lo hemos logrado. No se logró con Clinton, no se logró con Obama, no se logró con Biden y mucho menos, mucho menos, se va a lograr con el señor Trump”, dijo Ramazzini.

Aun así, la iglesia no debería abandonar ni a los migrantes ni la “línea pastoral” de abogar por la justicia social, la paz y relaciones económicas más justas entre países que comenzó a ganar prominencia con el Concilio Vaticano II y alcanzó nuevas alturas durante el papado de Francisco, señaló Ramazzini.

“Hay una línea de continuidad y yo estoy seguro que esta va a ser una de las tareas del próximo papa”, dijo el cardenal en la sede de los Scalabrinianos, una orden misionera fundada por un obispo italiano a finales del siglo XIX para servir a migrantes y refugiados. “Nos hacemos también como voces de toda esta población que no tiene acceso muchas veces a lobbies en donde nosotros sí podemos llegar”.

Durante la mayor parte de los más de 50 años desde su ordenación, Ramazzini ha sido obispo en San Marcos y luego en Huehuetenango, regiones montañosas que se vieron particularmente afectadas durante la guerra civil de Guatemala, que terminó en 1996. Hoy en día, estas comunidades continúan teniendo problemas con la pobreza extrema y el narcotráfico, lo que ha llevado a cientos de miles de jóvenes locales a migrar hacia Estados Unidos.

Los cardenales están obligados a guardar secreto sobre las deliberaciones sobre el rumbo de la iglesia mientras se preparan para entrar al cónclave a partir del miércoles. Pero Ramazzini dijo que se siente alentado por la “visión global” que comparte un número inusualmente grande de cardenales electores —133, de los cuales sólo dos aún no han llegado a Roma.

Agregó que confía en que el próximo papa retomará la tarea pendiente que comenzó Francisco de reformar las instituciones de la iglesia y su estructura financiera, así como continuar con el “gran signo” de incluir a más mujeres en posiciones de liderazgo.

Ramazzini también destacó que la espiritualidad y la acción por la justicia social deben ir de la mano.

“Esa es la espiritualidad verdadera que viene alimentada por la oración, por la reflexión sobre la Palabra de Dios, pero que tiene que tener una proyección hacia el prójimo”, puntualizó. “El próximo papa tendrá su propia espiritualidad. Pero lo importante es que no se olvide que no puede haber una verdadera espiritualidad sin una práctica concreta del Evangelio”.

Y sus propias creencias le impiden ponerse nervioso de participar por primera vez en la elección del próximo líder de los 1.400 millones de católicos en todo el mundo.

“No estoy preocupado porque yo sé que no va a pasar nada sin que el Señor Jesucristo lo permita”, explicó. “Al final, es el dueño de la Iglesia, es Él. Nosotros somos sus servidores. Entonces Él nos va a ayudar a que salgamos bien de esto”.

Eso es reconfortante, al igual que la certeza de que no será el elegido, bromeó Ramazzini.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.

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La cobertura de religión de Associated Press recibe apoyo a través de la colaboración de AP con The Conversation US, con financiamiento de Lilly Endowment Inc. AP es el único responsable de este contenido.

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