Associated Press
CIUDAD DE PANAMÁ (AP) — Mientras miles de barcos cruzan cada año el Canal de Panamá, pocos saben lo que ocurre cuando una de sus compuertas debe ser intervenida.
La esclusa de Pedro Miguel, una de las estructuras originales construidas por Estados Unidos hace más de 110 años, fue parcialmente vaciada esta semana para permitir un complejo trabajo de reacondicionamiento. Durante cinco días, del 27 al 31 de mayo, el carril oeste quedó fuera de servicio mientras decenas de técnicos bajaban a lo más profundo de la cámara seca para reparar, ajustar y sellar componentes vitales.
Desde arriba, el canal parece quieto. En el carril de al lado cruzan los barcos con sus horarios regulares. El Canal de Panamá, que conecta el Atlántico con el Pacífico, es una de las rutas marítimas más importantes del mundo y permite el paso diario de miles de embarcaciones.
Pero bajo la superficie, a 80 pies de profundidad (unos 24 metros), más de 300 funcionarios panameños trabajan en turnos de día y noche para cumplir un plan diseñado con seis meses de anticipación. El objetivo es revisar el sistema de sellado de la compuerta, cambiar piezas desgastadas y garantizar que esta gigantesca puerta de acero siga funcionando otros 20 años más.
Rafael Alvarado, gerente de las esclusas del Pacífico, explica que para intervenir la compuerta, primero hay que aislar los lagos Gatún y Miraflores, que son artificiales y permiten el ascenso y descenso de los barcos. “Luego se vacía la cámara, se baja con equipo y materiales y se trabaja contra el reloj”.
Estas intervenciones no son excepcionales. Cada compuerta tiene un ciclo de mantenimiento programado y este año, tras Pedro Miguel, será el turno de la esclusa de Gatún en julio.
El Canal de Panamá ha estado en el centro de la atención internacional recientemente, tras declaraciones del expresidente estadounidense Donald Trump que amenazó con que Estados Unidos retomaría el control de la vía interoceánica. Estas afirmaciones generaron rechazo en Panamá, donde se reafirmó que el canal está bajo administración panameña desde 1999 y opera con eficiencia.
Las esclusas en reparación son las originales, construidas por Estados Unidos e inauguradas en 1914.
Sin embargo, en 2016, el Canal inauguró un nuevo juego de esclusas, conocidas como Neopanamax, que permiten el paso de buques mucho más grandes que los originales. Éstas ampliaron la capacidad del canal y consolidaron su posición como una ruta clave para el comercio marítimo global.
Si todo sale como lo previsto, el sábado por la noche la cámara de la esclusa volverá a llenarse nuevamente y el Canal operará con normalidad antes de la medianoche.