SAN SALVADOR (AP) — Tras su visita a El Salvador, el representante demócrata Glenn Ivey se declaró el lunes decepcionado y molesto luego de no poderse reunir con Kilmar Ábrego García, salvadoreño residente en Maryland que fue deportado por error a El Salvador y está detenido en una prisión.
Una semana atrás, el congresista de Maryland sostuvo una reunión con la embajadora de El Salvador en Washington, Milena Mayorga, en la cual hablaron de “la posibilidad” de que Ivey se reuniera con el vicepresidente salvadoreño, Félix Ulloa, y visitara la Penitenciaría Occidental de Santa Ana para ver a Ábrego García. También dijo haberse entrevistado con el embajador de Estados Unidos en El Salvador, William Duncan, para comunicarles que se reunirían con Ábrego.
“Les dije que íbamos a venir y que queríamos reunirnos con Kilmar, así que estaban al tanto. También tuvimos comunicación directa con otros miembros del gobierno, así que sabían que íbamos”, señaló sobre la reunión con Mayorga.
En lo que respecta a Ábrego García hay una polémica entre el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump —cuyos funcionarios lo acusaron públicamente de pertenecer a la pandilla MS-13 luego de haberlo deportado a El Salvador el 16 de marzo— y congresistas demócratas, quienes sostienen que no hay pruebas de que el salvadoreño haya cometido un crimen y por lo tanto consideran que se está violando el debido proceso penal y la Constitución de Estados Unidos.
Ivey indicó que en la prisión de Santa Ana les pidieron autorización del gobierno salvadoreño.
“Nos dijeron en la puerta que teníamos que regresar a San Salvador para obtener un permiso, lo cual es ridículo. Esta es una visita internacional, soy miembro del Congreso”, se quejó.
Según Ivey, los congresistas estadounidenses pueden “supervisar” el contrato entre Estados Unidos y El Salvador para recluir extranjeros en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), una enorme prisión de alta seguridad.
“Creo que fue un gran error por parte de El Salvador y del gobierno, pero el problema más grave es el gobierno de Trump. El presidente Trump podría llamar a El Salvador y lograr que Kilmar fuera liberado y enviado de regreso a Estados Unidos. Si hiciera la llamada regresaría en cuestión de horas”, manifestó.
Ivey también se reunió con madres de personas desaparecidas de la región del Bajo Lempa, a unos 100 kilómetros (62 millas) de la capital de El Salvador; con representantes de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, del Movimiento de Víctimas del Régimen de Excepción y de la asociación Cristosal, que el 18 de mayo sufrió la captura de una de sus integrantes, Ruth Eleonora López.
“Una madre nos contó que había estado intentando encontrar a su hijo sin éxito. Enviaron peticiones al procurador, pero el gobierno no respondió. La única forma fue cuando les devolvieron el cadáver tras su fallecimiento en custodia”, relató.
El congresista insistió en que el gobierno de Trump debe cumplir con la orden judicial de la Corte Suprema de hacer las gestiones para retornar a Ábrego García a Maryland.
“Esta lucha está en aumento”, advirtió.
En su visita, que inició el viernes y concluyó el lunes, lo acompañaron Abel Núñez, director ejecutivo del Centro de Recursos para Centroamericanos en Washington; Jaime Contreras, vicepresidente ejecutivo del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios; y el abogado Chris Newman, que defiende a la familia de Ábrego García.
Newman detalló que su objetivo era conocer el estado de salud de Ábrego García, saber dónde está y garantizar que reciba servicios jurídicos. “Quiero decir a ambos presidentes que tengan decencia”, indicó.
Desde el 16 de marzo, El Salvador ha recibido a un total de 266 venezolanos y 23 salvadoreños deportados de Estados Unidos. Los venezolanos son acusados de pertenecer a la banda Tren de Aragua, y los salvadoreños de ser integrantes de la MS-13.