Expertos impulsan restauración de sitios patrimoniales de Siria, incluidas las ruinas de Palmira

Por SALLY ABOU ALJOUD y GHAITH ALSAYED

PALMIRA, Siria (AP) — Los expertos están regresando a los sitios patrimoniales de Siria devastados por la guerra civil, con la esperanza de sentar las bases para restaurarlos y reactivar el turismo, que, según dicen, podría proporcionar un impulso muy necesario a la diezmada economía del país tras casi 14 años de conflicto.

Sitios emblemáticos que solían estar muy bien cuidados, como la antigua ciudad romana de Palmira y el castillo medieval de los cruzados Crac des Chevaliers, muestran los indicios de años de combates, pero los turistas locales están regresando a ellos, y los expertos en conservación esperan que a la larga su importancia histórica y cultural atraiga de nuevo a visitantes internacionales.

Palmira

Uno de los seis sitios en Siria declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, fue alguna vez un centro clave de la antigua red de la Ruta de la Seda que vinculaba a los imperios romano y parto con Asia. Ubicada en el desierto sirio, es famosa por sus ruinas romanas de 2.000 años de antigüedad. Ahora tiene columnas destrozadas y templos dañados.

Antes del levantamiento sirio que comenzó en 2011 y pronto se convirtió en una brutal guerra civil, Palmira era el principal destino turístico de Siria, atrayendo a unos 150.000 visitantes mensuales, le dijo a The Associated Press Ayman Nabu, investigador y experto en ruinas. Apodada la “Novia del Desierto”, expresó que “Palmira revitalizaba la estepa y solía ser un imán turístico global”.

La antigua ciudad fue la capital de un Estado árabe clientelar del Imperio Romano que se rebeló brevemente y forjó su propio reino en el siglo III, encabezado por la reina Zenobia.

En tiempos más recientes, la zona tuvo vínculos más oscuros. Fue sede de la prisión de Tadmur, donde miles de opositores al régimen de la familia Assad en Siria supuestamente fueron torturados. El grupo Estado Islámico demolió la prisión tras capturar la ciudad.

Posteriormente los milicianos del EI destruyeron templos históricos de Palmira, como los de Bel y Baalshamin, y el Arco de Triunfo, por considerarlos monumentos a la idolatría, y decapitaron a un anciano erudito de antigüedades que dedicó su vida a supervisar las ruinas.

Entre 2015 y 2017, el control de Palmira cambió entre el EI y el ejército sirio antes de que lo recuperaran las fuerzas de Assad, respaldadas por Rusia y milicias alineadas con Irán. Establecieron bases militares en el poblado vecino, que quedó gravemente dañado y en gran medida abandonado. El castillo Fakhr al Din al Ma’ani, una fortaleza del siglo XVI con vista a la ciudad, fue reutilizado por las fuerzas rusas como cuartel militar.

Nabu, el investigador, visitó Palmira cinco días después de la caída del antiguo gobierno.

“Vimos excavaciones extensas dentro de las tumbas”, lamentó, y señaló que hubo destrucción significativa tanto por parte del EI como de las fuerzas del gobierno de Assad. “El museo (de Palmira) estaba en un estado deplorable, con documentos y artefactos faltantes; no tenemos idea de qué pasó con ellos”.

En el teatro, el Tetrapylon, y otras ruinas a lo largo de la avenida principal flanqueada por columnas, Nabu indicó que documentaron muchas perforaciones ilegales que dejaron esculturas al descubierto, al igual que el robo y contrabando de esculturas funerarias o relacionadas con tumbas en 2015, cuando el EI controlaba el sitio. Aunque siete de las esculturas robadas fueron recuperadas y colocadas en un museo en Idlib, otras 22 fueron contrabandeadas, agregó Nabu. Probablemente muchas piezas fueron a parar a mercados clandestinos o colecciones privadas.

Dentro de las tumbas subterráneas de la ciudad, hay versos islámicos garabateados en las paredes, mientras que las pinturas murales están cubiertas de yeso. Algunas de ellas representan temas mitológicos en los que se destacan los profundos lazos culturales de Palmira con el mundo grecorromano.

“Siria tiene un tesoro de ruinas”, afirmó Nabu, e hizo énfasis en la necesidad de que haya labores de preservación. Indicó que el gobierno interino del país, encabezado por el grupo insurgente islamista Hayat Tahrir al Sham, ha decidido aguardar a que pase la fase de transición para desarrollar un plan estratégico con el fin de restaurar los sitios patrimoniales.

La UNESCO, la organización científica, educativa y cultural de la ONU, indicó en un comunicado que desde 2015 “ha apoyado de manera remota la protección del patrimonio cultural sirio” a través de análisis satelitales, informes y documentación, así como recomendaciones a expertos locales, pero no realizó ningún trabajo en el sitio.

Señaló también que ha explorado la posibilidad de que haya asistencia técnica si mejoran las condiciones de seguridad. En 2019, expertos internacionales convocados por la UNESCO dijeron que es necesario realizar estudios detallados antes de comenzar restauraciones de gran magnitud.

Crac des Chevaliers

Más allá de Palmira, otros sitios históricos llevan las cicatrices de la guerra.

Ubicado en una colina cerca de la ciudad de Al Husn, con vistas panorámicas, el Crac des Chevaliers, un castillo medieval construido originalmente por los romanos y luego ampliado por los cruzados, fue bombardeado intensamente durante la guerra civil siria.

En un día reciente, combatientes armados en uniforme militar deambulaban por los terrenos del castillo junto a turistas locales, tomándose selfies entre las ruinas.

Hazem Hanna, un arquitecto y jefe del departamento de antigüedades del Crac des Chevaliers, señaló las columnas desplomadas y una escalera de entrada arrasada por ataques aéreos. El daño causado por los bombardeos del gobierno en 2014 destruyó gran parte del patio central y las columnas adornadas con arabescos, lamentó.

“Basándome en el trasfondo cultural de los sitios históricos de Siria, y su importancia arqueológica e histórica para los entusiastas de todo el mundo, tengo la esperanza y espero que cuando surja la oportunidad para que los turistas visiten Siria, seremos testigos de un renacimiento significativo del turismo”, manifestó.

Algunas secciones del Crac des Chevaliers fueron renovadas después de los ataques aéreos y el mortal terremoto de magnitud 7,8 de 2023, el cual afectó una amplia área de la vecina Turquía y también a Siria, expresó Hanna. Sin embargo, gran parte del castillo sigue en ruinas.

Nabu y Hanna creen que la restauración llevará tiempo. “Necesitamos equipos técnicos capacitados para evaluar el estado actual de los sitios en ruinas”, señaló Nabu.

Las Ciudades Muertas

En el noroeste de Siria, más de 700 asentamientos bizantinos abandonados llamados las Ciudades Muertas se extienden por colinas rocosas y llanuras, con ruinas de piedra caliza desgastada caracterizadas por restos de casas de piedra, basílicas, tumbas y calles flanqueadas por columnas. A pesar de que en parte se han desplomado, perduran las puertas con arcos, los tallados intrincados y las fachadas imponentes de iglesias, rodeadas de olivos profundamente arraigados en la historia.

Remontándose al siglo I, alguna vez estas aldeas prosperaron gracias al comercio y la agricultura. En la actualidad algunos sitios albergan a sirios desplazados, con casas de piedra reutilizadas como hogares y graneros, sus muros ennegrecidos por el fuego y el humo. Las deterioradas estructuras sufren por mantenimiento deficiente y una reutilización descuidada.

Los saqueadores han devastado los antiguos sitios, señaló Nabu, dejando agujeros enormes en busca de artefactos. Los visitantes locales tallan nombres y mensajes en paredes centenarias. Las ruinas están salpicadas de corrales de ovejas, con desechos plásticos que se mezclan con la piedra antigua.

Moustafa Al Kaddour, un residente local, regresó después de ocho años. Al recorrer las ruinas con familiares que trajo de Quneitra, reflexionó sobre los recuerdos de su infancia.

“Aquí es donde fuimos a la escuela”, expresó, señalando a la distancia. “En medio de la clase, solíamos salir y venir aquí a ver las ruinas”.

“No puedo describir mis sentimientos”, le dijo a la AP Al Kaddour, quien también vio a su padre por primera vez en años. “Mi cerebro aún no puede captar del todo que después de ocho años, por voluntad de Dios, hemos regresado a casa”.

Dijo que las fuerzas de Assad habían establecido un destacamento militar en la aldea, sometiendo las ruinas a intensos disparos y proyectiles de artillería. Posteriormente la zona fue controlada por insurgentes, quienes hicieron que el área fuera inaccesible para la mayoría de los sirios y turistas internacionales, a diferencia de Palmira, que sí recibió a algunos visitantes durante la guerra.

Las Ciudades Muertas fueron añadidas a la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 2011 como un museo al aire libre, añadió Nabu. La provincia de Idlib alberga “más de 1.000 sitios patrimoniales que abarcan diferentes períodos de tiempo; aproximadamente una tercera parte de las ruinas arqueológicas totales de Siria”, agregó.

Más allá de las bombas y los ataques aéreos, el saqueo y la excavación no autorizada han causado daños significativos, indicó Nabu, y añadió que las nuevas construcciones cerca de las ruinas carecen de planificación y amenazan la preservación.

“Decenas de miles” de artefactos saqueados permanecen sin documentarse, señaló. Para los que sí están documentados, las autoridades están compilando expedientes para hacerlos circular a nivel internacional en coordinación con la Dirección de Antigüedades y Museos con el fin de localizarlos y, tal vez, recuperarlos.

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Abou AlJoud reportó desde Beirut. El periodista de The Associated Press Khalil Hamra en Palmira contribuyó a este despacho.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.

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