Puede que los Chicago White Sox no estén teniendo su mejor temporada, pero sus aficionados mexicanos en Chicago sí.
Por primera vez en los 124 años de historia del equipo, los Medias Blancas celebraron una Noche de la Herencia Mexicana durante su juego contra los Dodgers de Los Ángeles el pasado miércoles en el Guaranteed Rate Field.
También fue el primer juego con entradas agotadas del equipo en la temporada, reuniendo a casi 40,000 personas durante una noche que quizás tuvo poco que ver con el béisbol y más con la fuerte presencia de mexicanos en Chicago y su cultura. Fue el primer día entre semana en el que se agotaron las entradas y no se trataba de una serie entre los dos equipos de la ciudad o un juego inaugural en casa desde el 23 de julio de 2012.
Música de banda en directo, mariachis, charros y bailarines de folclore tradicional adornaron un juego que celebró auténtica y vivamente su afición mexicana. Para los Medias Blancas, la noche no se trataba de atraer a más aficionados, sino de honrar el apoyo de los fieles seguidores, en su mayoría del Southwest Side de Chicago, que apoyan a su equipo independientemente de la clasificación.
Mi abuelo solía decir: “Quizá los Medias Blancas no sean el mejor equipo de Chicago, pero son el equipo del pueblo”.
“Son el equipo del pueblo”, me dijo. El equipo del pueblo. Y por eso se consideraba más seguidor de los Medias Blancas que de los Cachorros.
Comprendí lo que quería decir cuando llegué al estadio el pasado miércoles y oí la música de banda que resonaba en el aparcamiento, donde miles de personas animaban unos tequilas con el aroma de la carne asada y los tacos al viento.
Sin duda, no todo el mundo estaba allí para ver el juego de béisbol; la mayoría estaban allí porque querían experimentar la comunidad y la pertenencia a una ciudad en la que los inmigrantes mexicanos y las personas de ascendencia mexicana siguen estando infrarrepresentados en la sociedad -en la política, el ocio, la mano de obra- a pesar de constituir más de un tercio de la población.
En Chicago, 1 de cada 5 residentes es mexicano o tiene raíces mexicanas, según el Censo de EEUU. Los Medias Blancas lo entienden. Pero también entienden las regiones de México de las que proceden: Durango, Zacatecas, Jalisco y Guanajuato.
Aunque los Medias Blancas han celebrado en el pasado la Noche de la Herencia Hispana, que pretende reconocer a la población latina de la ciudad, el equipo nunca se había aventurado a celebrar un solo país latino.
Eso fue hasta que su equipo de análisis de negocio se dio cuenta de que el 50% de los asistentes a la Noche de la Herencia Hispana anual eran aficionados de ascendencia mexicana.
Sheena Quinn, portavoz de los Medias Blancas, dijo que ha habido un crecimiento constante cada año entre su base de aficionados mexicanos, superando constantemente la media de la liga.
Para muchos de los aficionados mexicanos, el orgullo de los Medias Blancas es generacional. Es un asunto familiar basado en la lealtad y la humildad.
Recuerdo la primera vez que mi abuelo fue a un partido de los Medias Blancas en el Guaranteed Rate Field en 2016. Eso fue casi 50 años después de su llegada a Chicago desde Guanajuato, México. Aunque le encantaba el béisbol y anhelaba ir a un juego, no podía permitírselo, decía.
Lo consideraba un lujo como trabajador de la construcción con 11 hijos y docenas de nietos.
Por eso, cuando entró en el estadio, la emoción le embargó. Llevaba décadas esperando el momento y, cuando por fin fue al juego, algunos de sus hijos y nietos le acompañaron.
Desde ese día, ellos también se convirtieron en aficionados de los Medias Blancas.
Cuando me encontraba paseando por el estadio en la Noche de la Herencia Mexicana, pensaba en mi abuelo mientras veía a familias enteras disfrutando juntas del juego.
Josué Duarte, aficionado de toda la vida a los Medias Blancas y agente inmobiliario de Chicago, dijo que compró 100 entradas semanas antes del juego para sus amigos, familiares y empleados. Muchos vinieron en coche desde Aurora, Elgin y otros suburbios cercanos.
“Sentí orgullo al saber que uno de nuestros principales equipos reconocía la importancia de nuestra comunidad”, afirmó Duarte. “El hecho de que llenáramos el estadio hasta los topes demuestra no sólo nuestra influencia social, sino el poder económico que aportamos. Nuestra gente compró ropa deportiva, comida, bebidas y todos los productos asociados a disfrutar de una noche en un juego”.
Está seguro, dijo, “de que las cifras muestran la fuerza de nuestro poder económico”.
La comunidad de inmigrantes mexicanos de Chicago es quizá la mayor y más antigua comunidad de inmigrantes latinos del área de Chicago. En la actualidad está formada por mexicanos de primera y segunda generación que han pasado de los trabajos manuales a los de oficina y ahora pueden permitirse cosas que sus padres o abuelos no podían cuando llegaron al país.
Cientos de personas documentaron sus experiencias en el partido en las redes sociales.
“POV: Por fin tienes el privilegio de tener “dinero para diversión” para disfrutar de lujos”, escribió Viviana Arzate en un video que publicó del juego. “Espero que la mujer que nos estaba sirviendo bebidas pueda algún día tener la oportunidad de ver el juego y no sólo servir a los demás”.
Los latinos, en su mayoría de ascendencia mexicana, tienen la tasa de participación laboral más alta de todos los grupos raciales o étnicos de la región. Representan el segmento de mayor crecimiento del poder adquisitivo: un total de $68,000 millones en Illinois, según un reciente informe del Latino Policy Forum, junto con el Metropolitan Planning Council y el Great Cities Institute de la Universidad de Illinois Chicago.
Sinhué Mendoza, consultor deportivo radicado en Chicago, dijo que a diferencia de otros equipos locales que han intentado aprovechar la base mexicana, los Medias Blancas “acertaron”.
Fue una celebración digna que no pretendía únicamente vender entradas o atraer a los aficionados, dijo, señalando que la Noche de la Herencia Mexicana del Chicago Fire coincidió con su mayor promoción Chicago Sports Night a principios de abril. Los Cachorros ofrecieron en abril un paquete especial de entradas con un sombrero de temática mexicana.
“No eran auténticos”, dijo.
Mendoza atribuyó el éxito de la primera Noche de la Herencia Mexicana de los Medias Blancas al personal mexicoamericano, al que se permitió aportar sus ideas y conocimientos.
Fuera o no una estrategia de marketing, los aficionados mexicanos de los Medias Blancas no notaban la diferencia. O tal vez no les importaba porque, como decía mi abuelo, “son el equipo del pueblo”.
Traducción por José Luis Sánchez Pando/TCA