Plan de Trump de aceptar avión presidencial gratuito de Qatar plantea preocupaciones éticas

Por CHRIS MEGERIAN, ZEKE MILLER y BERNARD CONDON

WASHINGTON (AP) — Para el presidente Donald Trump, aceptar un reemplazo gratuito del avión presidencial por parte de Qatar es una decisión obvia.

“Nunca rechazaría ese tipo de oferta”, comentó el republicano a los periodistas el lunes. “Sería un estúpido si dijera ‘No, no queremos gratis un avión muy costoso’”.

Los críticos del plan del presidente temen que la decisión pueda convertir un símbolo global del poder estadounidense en una serie de preocupaciones éticas, legales, de seguridad y contrainteligencia.

“Esto es algo sin precedentes”, afirmó Jessica Levinson, experta en derecho constitucional de la Facultad de Derecho de Loyola. “Simplemente no hemos puesto estos límites a prueba anteriormente”.

Trump intentó tranquilizar a parte de la oposición al declarar que no volaría a bordo del nuevo Boeing 747 una vez que termine su mandato. En su lugar, señaló, el avión de 400 millones de dólares sería donado a una futura biblioteca presidencial, algo similar a lo que sucedió con el Boeing 707 que utilizó el presidente Ronald Reagan, el cual fue retirado y exhibido como pieza de museo.

“Iría directamente a la biblioteca después de que deje el cargo”, expresó Trump. “No lo usaría”.

Sin embargo, sus declaraciones hicieron poco por calmar la controversia en torno al avión. Los demócratas han presentado un frente unido para expresar su indignación, e incluso algunos de los aliados del republicano están preocupados.

Laura Loomer, una conspiranoica que ha intentado sacar del gobierno a funcionarios desleales, escribió en redes sociales que “tomaría una bala por Trump” pero dijo que está “muy decepcionada”.

Legisladores republicanos también han expresado algunas dudas sobre el plan.

“Mi opinión es que sería mejor si el avión presidencial fuera un enorme y hermoso jet fabricado en Estados Unidos. Eso sería lo ideal”, manifestó el senador por Missouri Josh Hawley.

Y el senador Rand Paul contestó con un rotundo “No”, cuando se le preguntó si Trump debería aceptar el avión. Cuando se le pidió que explicara su razonamiento, respondió: “No creo que se vea bien ni huela bien”. El republicano se encogió de hombros cuando un periodista le preguntó si había “cuestiones constitucionales”.

Es probable que Trump enfrente persistentes preguntas en lo referente a la aeronave en los próximos días, mientras viaja a Oriente Medio, incluida una visita a Qatar.

¿Por qué quiere Trump el avión qatarí?

Las dos aeronaves que actualmente se utilizan como el Air Force One han estado en operación durante casi cuatro décadas, y Trump quiere reemplazarlas. Durante su primer mandato, mostró un modelo de un nuevo jumbo jet en el Despacho Oval, con todo y un nuevo patrón de pintura que hacía recordar el diseño en rojo, blanco y azul oscuro que tiene su avión personal.

Boeing ha estado trabajando en la adaptación de 747 que en un principio fueron construidos para una aerolínea rusa que ya desapareció. Pero el programa ha enfrentado casi una década de retrasos, y probablemente haya más en el futuro debido a una serie de problemas, como la bancarrota de uno de sus principales subcontratistas y las dificultades para encontrar y retener personal calificado que pueda obtener autorizaciones de seguridad de alto nivel.

Los nuevos aviones no quedarían finalizados hasta cerca del final del mandato de Trump, y el mandatario ha perdido la paciencia. Ha calificado la situación como “un desastre total”, y se ha quejado de que el avión presidencial no es tan lindo como las aeronaves en las que vuelan algunos de los gobernantes árabes.

“Ni siquiera se acerca”, subrayó.

Trump comentó que Qatar, que alberga a la base militar estadounidense más grande en Oriente Medio, ofreció un avión de reemplazo que podría utilizarse en lo que el gobierno espera a que Boeing termine.

“Nosotros damos cosas gratis”, señaló. “También las aceptaremos”.

Desestimó la idea de que debería rechazar el avión, comparando el posible regalo con recibir favores en el campo de golf.

“Cuando te conceden un putt, recoges tu pelota y caminas al siguiente hoyo y dices ‘muchas gracias’”, subrayó.

El líder de la mayoría en el Senado, John Thune, expresó su escepticismo.

“Entiendo su frustración. Están muy atrasados en la entrega del próximo Air Force One”, comentó el republicano a los periodistas. “Si esta es la solución correcta o no, no lo sé”.

El senador federal Roger Wicker, dijo que cualquier avión “tendría que ser donado a Estados Unidos”.

Agregó que el tema de si Estados Unidos debe aceptar un avión qatarí amerita una investigación a fondo. “Habrá algunas preguntas sobre eso, y este tema, espero, será evaluado para cuando se necesite tomar una decisión”.

¿El nuevo avión será seguro?

El avión qatarí ha sido descrito como un “palacio en el cielo”, con todo y lujosas comodidades y acabados de primera línea.

Pero la seguridad es la principal preocupación cuando se trata de viajes presidenciales. Los actuales aviones del Air Force One fueron construidos desde cero cerca del final de la Guerra Fría. Están reforzados contra los efectos de una explosión nuclear e incluyen una gama de características de seguridad, como contramedidas antimisiles y una sala de operaciones a bordo. También están equipados con capacidades de reabastecimiento de combustible en pleno vuelo en caso de contingencias, aunque nunca se han utilizado con un presidente a bordo.

Un exfuncionario federal al tanto del proyecto de reemplazo del Air Force One dijo que, si bien sería posible agregar algunas características de seguridad al jet qatarí, era imposible agregarle todas las capacidades a la aeronave en poco tiempo.

El funcionario, quien habló bajo condición de anonimato a fin de discutir el programa, dijo que para los presidentes sería un riesgo volar en ese avión.

Una de las características más importantes del Air Force One es su capacidad en materia de comunicaciones. Los presidentes pueden usar el avión como una Sala de Manejo de Emergencias, lo que les permite responder a una crisis en cualquier parte del mundo.

Sin embargo, el 11 de septiembre de 2001, el republicano George W. Bush se mostró frustrado ante los problemas de comunicación y ordenó importantes actualizaciones tecnológicas en los siguientes años para mejorar la capacidad del presidente de monitorear eventos y comunicarse con personas en todo el mundo.

Los nuevos aviones que está desarrollando Boeing están siendo desmantelados para que los trabajadores puedan reemplazar el cableado estándar con cables blindados. También están modificando el jet con una serie de medidas de seguridad y capacidades de comunicación confidenciales.

Debido a los altos estándares para garantizar que un presidente pueda comunicarse de manera clara y segura, existen temores de que Trump pueda poner en riesgo la seguridad de la aeronave ante las prisas por modificar al avión qatarí.

“Desmontar y evaluar el avión en busca de dispositivos de recolección/espionaje tomará años”, escribió en redes sociales William Evanina, quien se desempeñó como director del Centro Nacional de Contrainteligencia y Seguridad durante el primer mandato de Trump.

Añadió que el avión no debería considerarse como otra cosa que “una elegante pieza de museo presidencial”.

¿Esto es legal o ético?

Incluso para un presidente que ha difuminado las líneas tradicionales entre el servicio público y el beneficio personal, los planes de Trump de recibir un jumbo jet como regalo han estremecido a Washington.

La Constitución prohíbe que los funcionarios federales acepten cosas de valor, o “emolumentos”, de gobiernos extranjeros sin la aprobación del Congreso.

“Este es un ejemplo clásico de lo que le preocupaba a los fundadores (de la patria)”, dijo Richard Painter, profesor de derecho en la Universidad de Minnesota y exdirector de ética de la Casa Blanca durante el gobierno de Bush. “Pero no creo que los fundadores anticiparan que llegaría a esto”.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, señaló el lunes a Fox News que “aún se trabaja” en los detalles del donativo, pero se llevaría a cabo “en total cumplimiento de la ley”.

Desestimó la idea de que Qatar quiera influir en Trump.

“Conocen al presidente Trump, y saben que sólo trabaja con los intereses del pueblo estadounidense en mente”, dijo.

Trump enfrentó una batalla legal en torno a los emolumentos durante su primer mandato, cuando abrió las puertas de su hotel en D.C. a cabilderos, ejecutivos de negocios y diplomáticos. Sus abogados argumentaron que los fundadores de la patria no tenían la intención de prohibir transacciones que representaran un intercambio de un servicio, como el espacio de hotel, por dinero, únicamente regalos directos. Pero algunos abogados de ética discreparon, y no está claro si Kuwait, Arabia Saudí, Filipinas y otros países pagaron la tarifa completa o más cuando usaron el hotel.

En su segundo mandato, el negocio familiar de Trump ha estado muy ocupado en el extranjero. En diciembre, cerró un acuerdo para dos proyectos inmobiliarios con la marca Trump en Riad con una compañía saudí con la que dos años atrás había colaborado para la construcción de un campo de golf y villas de Trump en Omán. Y en Qatar, la Organización Trump anunció el mes pasado otro resort costero con la marca Trump.

Cuatro senadores demócratas de la Comisión de Relaciones Exteriores —Brian Schatz, Chris Coons, Cory Booker y Chris Murphy— emitieron un comunicado en el que señalaban que el plan de Trump “crea un claro conflicto de intereses, plantea serias preguntas de seguridad nacional, abre las puertas a la influencia extranjera y socava la confianza pública en nuestro gobierno”.

“Nadie, ni siquiera el presidente, está por encima de la ley”, afirmaron.

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Condon informó desde Nueva York. Los periodistas de Associated Press Matt Brown, Lolita Baldor y Mary Clare Jalonick contribuyeron a este despacho.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.

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