¿Qué hay que saber sobre los combates por la región rusa de Kursk?

Por The Associated Press

Casi nueve meses después de perder considerables porciones de la región de Kursk debido a una incursión sorpresa de Ucrania, Rusia anunció que su ejército ha recuperado por completo el territorio fronterizo.

Ucrania lo niega y asegura que los combates continúan. De confirmarse, la victoria de Moscú en Kursk despojaría a Kiev de una ventaja clave en las gestiones que encabeza Estados Unidos para negociar el fin de una guerra de más de tres años: intercambiar lo que ha ganado por territorio ucraniano en manos rusas.

A continuación presentamos los momentos clave de la batalla por Kursk y sus repercusiones:

Un ataque relámpago ucraniano

Fuerzas de Ucrania invadieron Kursk el 6 de agosto de 2024 en un ataque sorpresa, en el que unidades mecanizadas curtidas en combate abrumaron rapidamente a guardias fronterizos rusos con armas ligeras y a reclutas del ejército sin experiencia. Cientos fueron hechos prisioneros.

La incursión fue un golpe humillante para el Kremlin, la primera vez que un invasor ocupaba su territorio desde la Segunda Guerra Mundial.

Se planeó completamente en secreto. De acuerdo con reportes, los soldados ucranianos que participaron recibieron órdenes para esta misión tan sólo un día antes de que comenzara. Los drones y los activos de inteligencia rusos estaban enfocados en los campos de batalla del este de Ucrania, lo que le permitió a Kiev desplazar a sus soldados hacia la frontera ocultos por densos bosques.

Las unidades ucranianas rápidamente se adentraron en la región de Kursk en distintas direcciones, enfrentando poca resistencia y sembrando el caos y pánico. Las unidades rusas más capaces combatían en la región de Donetsk, en el este de Ucrania, por lo que Moscú carecía de soldados suficientes para proteger Kursk y otras zonas fronterizas.

El presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy dijo que la incursión era una estrategia para distraer a las fuerzas rusas en el este, y señaló que, a la larga, en negociaciones de paz Kiev podría intercambiar el territorio que había ganado por territorio ocupado por Rusia.

El jefe de las fuerzas armadas de Ucrania, el general Oleksandr Syrskyi, anunció que las fuerzas de Kiev capturaron casi 1.300 kilómetros cuadrados (500 millas cuadradas) y cerca de 100 poblados en la región que abarca 29.900 kilómetros cuadrados (11.540 millas cuadradas). A diferencia de las inmóviles líneas de frente en Donetsk, las unidades ucranianas pudieron deambular por la zona sin necesidad de establecer una presencia fija en muchos poblados que capturaron.

Si bien la incursión representó una muy necesaria inyección de ánimo para Ucrania en medio de reveses en el campo de batalla, los escépticos consideraron que se trataba de una apuesta riesgosa que la obligó a retirar a algunas de sus fuerzas más capaces de Donetsk, donde Kiev estaba perdiendo territorio gradualmente ante la ofensiva rusa.

La lenta respuesta de Rusia

En los primeros días de la incursión, el Kremlin recurrió a aviones de combate y helicópteros debido a que carecía de fuerzas en tierra para detener la embestida.

Al mismo tiempo, Moscú comenzó a reunir a un grupo variopinto de refuerzos provenientes de toda Rusia, algunos sin experiencia en combate y con dificultades para coordinarse entre sí, lo que contribuyó al rápido avance de Ucrania.

Sin embargo, contrario a lo que esperaba Kiev, la incursión no obligó al gobierno ruso a desplegar una cifra significativa de soldados en la región. Debido a que Rusia carecía de los recursos para expulsar a los agresores rápidamente, se enfocó en impedir que Ucrania se adentrara más, bloqueando carreteras y atacando las reservas de Kiev.

El papel de Corea del Norte

A fines del año pasado, Estados Unidos y Corea del Sur denunciaron que Corea del Norte —que anteriormente había suministrado armas a Moscú— había desplegado entre 10.000 y 12.000 efectivos en Rusia para combatir en Kursk.

En un principio, Moscú y Pyongyang respondieron con vaguedad a los reportes del despliegue norcoreano, subrayando que su cooperación militar se apegaba al derecho internacional, sin reconocer directamente la presencia de militares del país asiático.

El sábado, el jefe del Estado Mayor de las fuerzas armadas de Rusia, el general Valeri Gerasimov, confirmó que soldados norcoreanos en Kursk participaron en “misiones de combate hombro con hombro con soldados rusos para repeler la incursión de Ucrania”. Los elogió por haber “demostrado enorme profesionalismo, fuerza, valor y heroísmo en combate”.

Si bien los soldados norcoreanos son altamente disciplinados y están bien entrenados, Ucrania y sus aliados indicaron que sufrieron fuertes bajas en ataques con drones y artillería debido a su falta de experiencia en combate y a que se encontraban en territorio desconocido para ellos.

En enero, el Servicio de Inteligencia Nacional de Corea del Sur, destacó que han muerto cerca de 300 soldados norcoreanos y otros 2.700 han resultado heridos. Anteriormente, Zelenskyy había anunciado que el número de muertos y heridos norcoreanos ascendía a 4.000. No obstante, Estados Unidos calculaba una cifra menor, de aproximadamente 1.200.

En febrero, la agencia de inteligencia surcoreana señaló que, al parecer, Corea del Norte había enviado más soldados a Rusia.

Rusia intensifica sus empeños por recuperar Kursk

A fines del año pasado el Kremlin reforzó a las fuerzas rusas en Kursk, y gradualmente incrementaron su lucha para expulsar a los ucranianos.

Para febrero, Rusia había recuperado aproximadamente dos tercios del territorio capturado, dejando a Ucrania con una zona alrededor de Sudzha, un pueblo fronterizo que era el principal centro de operaciones de Kiev en la región.

La presión sobre los soldados ucranianos aumentó considerablemente en marzo, cuando las fuerzas rusas intentaron cortar un corredor entre Sudzha y la región ucraniana de Sumy al otro lado de la frontera. Artillería y drones rusos azotaron la carretera sin tregua, la cual terminó cubierta con restos de equipo militar, dificultando que Ucrania trasladara suministros y rotara a sus soldados.

La obstrucción de las rutas de suministro dificultó la situación para Ucrania, observó Michael Kofman del centro de investigación Carnegie Endowment. “A medida que la zona de Kursk (que Ucrania controlaba) se vio estrujada, se volvió cada más insostenible”, observó.

En un temerario ataque en marzo, 600 soldados rusos recorrieron a gatas un ducto de gas natural durante 15 kilómetros (más de 9 millas) y salieron cerca de Sudzha, con lo cual sorprendieron a los soldados ucranianos por la retaguardia.

La operación coincidió con la decisión de Estados Unidos de detener el suministro de armas y dejar de compartir inteligencia con Ucrania, una decisión posterior a una amarga reunión en la Casa Blanca entre Zelenskyy y el presidente Donald Trump el 28 de febrero. Tras conversaciones con el gobierno ucraniano el 11 de marzo, en las que Kiev aceptó la propuesta de un cese al fuego de 30 días, Washington confirmó que desbloquearía la asistencia.

Las consecuencias para Ucrania

El Estado Mayor de las fuerzas armadas de Ucrania desestimó que Moscú haya recuperado el control total de Kursk.

Si se confirma, la victoria de Rusia en Kursk debilitaría el papel de Kiev durante las negociaciones de paz, quitándole su arma de negociación para intercambiar territorio que perdió cuando la guerra comenzó.

Rusia controla aproximadamente una quinta parte del territorio de Ucrania, y la derrota de Kiev en Kursk también incrementa la amenaza de que Moscú se siga adentrando en la región fronteriza de Sumy.

Durante una visita a la sede militar de Rusia en Kursk el mes pasado, el presidente Vladímir Putin ordenó preparar “una zona de seguridad” en la frontera, una señal de que sus fuerzas armadas están contemplando una posible incursión en Sumy.

Gerasimov apuntó el sábado que los empeños para crear una zona de seguridad en la región fronteriza de Sumy están en curso, y que las fuerzas armadas rusas controlan más de 90 kilómetros cuadrados (35 millas cuadradas) de ese territorio.

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